Voy a poner por escrito ciertas elucubraciones que mi mente inquieta fabrica sobre las reacciones al libro. No han sido muchas, pero a algunas se puede incluso acceder. Una de ellas, en este mismo blog (Ver "Buscando firmas" - El caballero teutón, de Octubre 18 y el final en "Diario" - Nexo común). Según el visitante, las firmas "pueden encontrarse ... en cualquier clase de texto". El azar las forma, él solo.
Si no me equivoco en este enlace todavía puede verse otro "contraste de pareceres" con Onory, que también apunta en la misma dirección, el azar.
El azar es la primera cosa que viene a la cabeza cuando algunas personas reciben la noticia sobre el hallazgo de las firmas. Como una primera explicación de algo impactante. ¿Y no será, por casualidad, producto del azar? Como reacción inmediata. Y también, en otros casos, como defensa ante algo que no se quiere aceptar como posible.
Estudiar por métodos científicos el tema de las firmas (o acrósticos) es laborioso. Aunque quizás no imposible. Lo que deseo decir aquí es que, en efecto, el azar forma firmas con la palabra "Simón" en cualquier texto griego. Si un servidor hubiera dicho, "Señores, he encontrado esta enorme cantidad de firmas de Simón en los 4 Evangelios, dispuestas al buen tuntún, o a lo loco. Eso prueba, a mi modo de ver, que los 4 Evangelios los escribió una misma persona." Entonces estimar cuántas firmas a lo loco forma el azar en los 4 Evangelios sería una respuesta adecuada.
Pero yo no he encontrado firmas a lo loco, sino dos cadenas continuas de firmas. Una en los versículos y otra en las frases. Hay algunas interrupciones, y ésas cuñas también portan firmas. Y cuando la interrupción es larga, contiene una cadena de firmas tan larga como la cuña lo permite. De Simón.
Si se pretende negar la autoría de un tal Simón, hay que demostrar que esas dos cadenas son fruto del azar. Pero no sólo con números, sino también con alguna realidad. Con algo tan real como las dos cadenas de Simón en el Nuevo Testamento. Un hecho hay que refutarlo con otro hecho. No con una hermosa teoría preparada "ad hoc". Con otro hecho que lo desmonte.
Hállese una cadena de firmas que recorra todos los versículos del Nuevo Testamento y otra, con el mismo mensaje, que recorra todas las frases, y entonces hablaremos del gobierno, señores. Entonces se habrá probado algo. Mientras tanto, lo único sensato que podemos hacer es estudiar mejor el asunto de las firmas del pájaro ése.
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