Nos toca hoy despedir a Ptolomeo II Filadelfo, que nos confiará sus últimos recuerdos, una mezcla de nostalgia, vuelta de todo, sabiduría, hartazgo y decadencia estructural generalizada.
Como comparación, recuerde el lector que los monarcas de más largos reinados rondaban los 30 años de calentar el trono. Nuestro protagonista presenció, desde su trono, 36 subidas del Nilo, lo que no está nada mal.
La causa fue que su padre. Ptolomeo I, era un guerrero nato, que pasó su juventud acompañando a Alejandro Magno, que era otro que no sabía más que pelear, pelear y pelear. Y tras ayudarle a conquistar un inmenso Imperio, el persa, tuvo que sacarse las castañas del fuego pugnando con toda una sarta de peleones como su ex-jefe, los Diádocos. En consecuencia, fue padre tardío, a los 55 años. Eso jugó en favor del hijo, que ascendió al trono de Egipto a los 25 años.
Últimos comentarios