Hoy nos vamos a Epidauro,
donde en tiempos ancestrales
se llevaba a los enfermos
para que se les curase.
Los metían en piscinas
de tibias aguas termales,
les aplicaban ungüentos
con hierbas medicinales,
analizaban sus sueños,
pues pensaban que en su base
los dioses daban ideas
de cómo poder curarle -
lo que hoy llaman Subconsciente,
que el nombre es poco importante -
enderezaban sus huesos
que un mal golpe destrozase
y curaban las heridas
producidas en los lances
a que estaban sometidos
con tanta guerra constante.
A fin de cuentas, como hoy,
aunque hoy a muchos les place
pensar que sobre el pasado
vamos mil leguas delante.
Medicina y Teatro.
Últimos comentarios