Se termina la ajetreada vida de Seleúco II Kalínicos, quien, sin pecar ni merecer, se encontró con medio Universo en su contra. Egipto, por cómo su madre logró que ascendiera al poder. Su hermano, por no haber nacido antes. Y con medio Imperio, por perder el tiempo guerreando contra su ex-cuñado, el faraón Ptolomeo III, tan joven como él, y contra su hermano, el ingrato, algo menor que él.
No cabe sino sentir simpatía por este monarca seleúcida, al que todo se le volvía en contra. Con él se inició el declive del Imperio Seleúcida, aunque, opinamos, hizo todo lo posible para enderezar la situación. Sin éxito. Pero es que no se puede estar en todas partes.
Seleúco II, Kalínico, o también el Incomprendido.
Últimos comentarios