Recuérdese que Apolonia,
que era natural de Cízico,
diole a Atalo cuatro vástagos,
e hijas múltiples, que omito.
Y que tanto al primogénito
como al segundo nacido
dedican a la política
del reino que han adquirido.
Y Eumenes, que era el mayor,
estando en estado crítico
es a su hermano que deja
el trono, lo que no es típico.
Pero Eumenes, que es muy lúcido,
sabe no corre peligro,
porque su hermano es soltero
y además es un bendito,
y no va a buscar mujer
a los sesenta cumplidos.
Y fue Atalo, el Filadelfo,
el rey que le ha sucedido,
porque Apolonia enseñoles
el refrán del bien nacido.
Fue este Atalo un rey moderno,
de sus parientes distinto,
el único pacifista
que en toda la Historia ha habido.
Que cuando fuera atacado
por aguerrido enemigo
va y renuncia a defenderse
y en Pérgamo se ha escondido,
en lo alto de aquella acrópolis,
donde se sabe imbatido,
y tendrán que ser los reyes
de alrededor, los vecinos,
los que se pongan en marcha
y darle su merecido
a quien ataca a un rey santo
¡y en su propio domicilio!
Veamos, pues, estas cosas
pero en román paladino.
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