Ya puesto a moralistas,
veremos que hay dos maneras
de construir edificios
empleando piedras viejas.
Que sea la forma mala
o bien que sea la buena
depende de la distancia
entre la casa y la piedra
y más aún, de la altura
a que la piedra se encuentra.
Si la piedra está a diez metros,
y no está la piedra en tierra,
si no se cae empujando,
sino haciendo mucha fuerza,
la distancia al edificio,
por pequeña que ésta sea,
no justifica el expolio
que sobre ella se perpetra.
Que es el mismo caso, el mismo,
que respecto a sus ciruelas
nos decía, dedo en alto,
hace mil años mi abuela:
No cojáis la fruta de los árboles.
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