Queriendo evitar a Pérgamo
quebraderos de cabeza,
dispuso Atalo III,
con la muerte ya bien cerca,
que de Pérgamo y sus gentes
fuera Roma la heredera.
Lo hizo buscando la paz
y no era mala la idea,
que el reino no le importaba,
pues tanto amaba a su huerta
que en la huerta se pasaba
mañana y tardes enteras;
y eso en mucho lo valoro,
de hortelanos descendencia.
Pero hubo un pájaro pinto,
con poco o nula vergüenza,
que dijo ser un bastardo
de Eumenes, que muerto lleva
unos veinte años, y al pobre
no hay nadie que lo defienda.
Las gentes se lo creyeron,
se armó la marimorena ...
pero lo mejor será
que el lector pase y lo vea.
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