Con un notable retraso, cuelgo el artículo del Viernes 16.
Una ola desoladora de trabajo extra me tiene amarrado al duro banco del deber. Como todo en la vida, la ola tiene su cara y su cruz. Con el dinero que saco me compro libros antiguos, lo que me llena de gozo. Por contra, lo que no saco es la cabeza del hoyo. Ya vendrán tiempos mejores, que ya el verano alborea.
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