Hoy y los dos próximos días viajaremos por los doscientos cincuenta años que van desde el año 1.600 hasta el 1.850. Conoceremos una docena larga de pintores que no protestaron, que no se rebelaron, que no reaccionaron, que siguieron las modas de su tiempo. Aplicaron sus capacidades a los normas establecidas y destacaron por su arte.
El mundo de su tiempo no estaba maduro, las posibilidades no eran lo suficientemente abiertas, la capacidad de independizarse no era todavía lo amplia que era preciso para que se formaran equipos de pintores decididos a ver las cosas de otra manera, a pintarlas de otra manera. Por eso lo que hoy llamamos Pintura clásica duró todo ese tiempo. No obstante, nos dejó obras de arte notables. Y estos días las saborearemos.
El siglo XVII, o los años mil seiscientos y pico.
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