Una pregunta que conviene hacerse cuando hay que decidir algo problemático es ésta: ¿A favor de quién corre el tiempo? O lo que es lo mismo, si no se hace nada y todo sigue igual ¿quién sale perjudicado? Es fenomenal cuando la respuesta es que el tiempo corre a nuestro favor y que los beneficiados de que todo siga como está somos nosotros. Si sucede lo contrario, que el tiempo corre en nuestra contra ... a temblar. Y si no, vea el lector lo que le pasó a Jerjes, el invasor, por invadir territorio ajeno y lejano de su hogar, dulce hogar.
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