Hoy terminamos de ver obras de arte micénicas. Tuvieron inspiración cicládica y artífices muchas veces minoicos, pero a pesar de todo reflejan la rudeza de una civilización guerrera que dedicaba más atención a proveerse de una lanza bien mortal, de una espada bien larga y de una buena recua de esclavos que a disfrutar con obras de arte entre correría y correría.
Terminamos nuestra visita al mundo micénico hablando de su escritura y, cómo no, de sus dioses, tema que en este blog nunca dejamos que se despiste.
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