Con esta entrada terminamos la serie sobre el perjuicio que a las personas de a pie nos causa la casta sacerdotal predominante. He dejado, como suele hacerse, el tema principal para el final. Porque todo se resume en el título de hoy.
El perjuicio principal no es por lo que hacen, sino por lo que no hacen.
Y no lo hacen porque no saben.
Y no saben porque no pueden.
Y no pueden porque no son.
Son un tapón. Ése es su gran pecado.
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