En el siglo IV, la cultura estaba mucho menos extendida que ahora, de modo que los que tenían estudios, los que eran capaces de componer obras escritas, podían ganarse la vida con su saber. Claro que, posiblemente, no les hacía ninguna falta ganarse la vida, porque ya eran de familia acaudalada. De no ser así, no hubieran tenido esa formación, ni hubieran ido a aprender a lejanas tierras.
Conoceremos hoy algunas características de las primeras jerarquías, de los primeros teólogos que se subieron al tren imperial. Su destino fue doble, o ir al destierro, si el Emperador tornaba su afecto al bando opuesto, el Conocimiento, o la celebridad y gozar del favor imperial, si algún colega se había ganado su voluntad. Creo que los cinco destierros del futuro San Atanasio son un arquetipo y todo un récord.
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